Fui al matadero para observar lo que llamaban «matanza eléctrica», y vi
que fijaban grandes tenazas metálicas en las sienes de los cerdos, cuyos extremos
estaban conectados a una corriente eléctrica de 125 voltios. En
cuanto los cerdos tocaban las tenazas, caían inconscientes, se ponían rígidos
y al cabo de unos segundos empezaban a convulsionarse como hacían
nuestros perros cobayas. Durante este período de inconsciencia (coma epiléptico)
el carnicero mataba y sangraba a los animales sin dificultad alguna.
UGO CERLETTI, psiquiatra, acerca de su «invención»
de la terapia de electroshock, en 1954.
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http://salonkritik.net/06-07/ADNFIL20071026_0018.pdf